No siento fe, no siento voluntad de vivir, de nada

A veces la persona piensa consigo misma: “Ya estoy realmente perdida, no me queda nada más, no tengo nada más que perder, entonces voy a ir a todo o nada, a vida o muerte. Si vivo, vivo; si muero, muero.” Y entonces se sumerge en el mundo del crimen.
Pues bien, cuando la persona religiosa está viviendo erradamente, ella también piensa como ese criminal.
“Ya que estoy realmente perdida, errores más errores menos no van a alterar mi situación espiritual. He ido a la iglesia, cumplido mis votos y nada…”
Hasta me hace acordar de la historia del joven y la prostituta en Proverbios 7:6-23.
Y entonces viene el desanimo de luchar.
Muchas personas se excusan: “No tengo una fe como la de ellos. Me siento vacía, desanimada y entregada a la dirección del viento.
NO SIENTO FE, NO SIENTO VOLUNTAD DE VIVIR, DE NADA…
He dejado que la vida me lleve.
Si Dios quiere ayudarme, Él tiene que hacer eso Solo, pues mis fuerzas ya se desvanecen como el humo.
A veces, pienso que estoy en un fango y no hago pie.
Cuanto más me muevo, más rápido me hundo.
¿Quién podrá ayudarme?”
Respuesta:
A pesar de no encontrar fuerzas para luchar, usted tiene fuerzas para continuar en el pecado, ¿no es así?
Bien, sea como sea, esas fuerzas usadas para el error pueden ser usadas para el acierto.
Es eso lo que llamamos fe.
Fe es energía. Sirve para el bien o para el mal, depende de la voluntad de su poseedor.
Fe es obediencia. Use esa fuerza para obedecer la Palabra de Dios y su vida nunca más será la misma.
Sin esa obediencia a la Palabra de Dios no hay cómo ver Sus resultados.
La frecuencia en la iglesia y la fidelidad en algunas cosas fáciles de practicar, son importantes.
Sin embargo, nada es más eficaz en la solución de problemas que sacrificar el pecado.
El pecado neutraliza la fe e inhibe la acción del Espíritu Santo.
Mi Padre, en el Nombre del Señor Jesús, arranca el espíritu que ha impedido a Tu pueblo pensar.




Dios los bendiga.